miércoles, 15 de enero de 2014

¡LA VOZ DE DIOS



Tantas veces anhelé
Fervientemente,
Oír su voz.

En una zarza,
En un trueno,
En un sueño,
En un resplandor.

Nada de eso obtuve,
Qué triste
Y decepcionante.

Santa es su voluntad
Lo digo con toda sinceridad

Ansiosamente esperé
Pero nada yo escuché
Agonizando en el dolor
En lo profundo de mi interior.
Pasaron los días
Y nada venía
Lloré sin cesar
Sin poderme calmar.

Aumentando mi aflicción
Enojada por no oír su voz
A Dios le hice una reclamación:
¿Qué pasó con la promesa de tu amor?

Y de pronto, el me habló
No audible, en el interior,
Removiéndolo todo
Cambiándolo todo.

Las Santas escrituras,
En mis manos tomé
La observé y reflexioné
Fue justo ahí, cuando escuché:
“Esta es tu zarza encendida,
Este es el mar divido,
Este es el trueno en la montaña
Es la voz de tu pastor
Es el resplandor que te guía
Es el bastón de las proezas.

¿Qué más quieres oír de mí?
Todos los días te digo:
¡Te Amo!
La salvación te he dado
Mediante mi hijo Amado.

¡No era yo!
El habló a mi corazón
Lo supe, nuevas fuerzas me infundió
Y_a mi alma reveló:

Su palabra fortalece,
Su palabra vivifica,
Su palabra reanima,
Su palabra corrige.

Es mi pan, es mi agua;
Es mí vestido, mi calzado;
La lumbrera en mi camino,
Mi brújula y mi callado.

Aprendí:
Es la viva voz,
Del Dios Todopoderoso.




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